viernes, 14 de mayo de 2010

Billie Holiday


Eleanora Fagan Gough (Filadelfia, 7 de abril de 1915 - Nueva York, 17 de julio de 1959), conocida como Billie Holiday y apodada Lady Day, fue una cantante estadounidense de jazz. Junto con Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald, está considerada entre las más importante e influyentes voces femeninas del jazz.
El tema “Strange Fruit” fue considerado como la mejor canción del Siglo XX, por la revista “Time” en 1999.1
El valor artístico de Billie Holiday reside en su capacidad interpretativa, en su dominio del swing y en la adaptación de sus cualidades vocales al contenido de la canción. Billie Holiday transmite a sus canciones una intensidad inigualable que, en muchos casos, es fruto de una traslación de sus vivencias personales a las letras cantadas. Esta personalización de lo cantado hace que su estilo esté muy vinculado a intérpretes clásicos de blues como Bessie Smith o Ma Rainey; también está clara su deuda, confirmada por ella misma, con Louis Armstrong (en su autobiografía dejó escrito: "Siempre quise el gran sonido de Bessie y el sentimiento de Pops") y, desde luego, con quien sería su principal acompañante: el saxofonista tenor y clarinetista Lester Young.
Los primeros años de Billie Holiday fueron difíciles; las consecuencias de las vivencias de sus primeros años se proyectaron como una carga negativa sobre toda su vida.
Nació en Filadelfia pero creció en Fells Point, un barrio de Baltimore. Su madre, Sadie Fagan, tenía sólo trece años cuando nació Billie; su padre Clarence Holiday, un guitarrista y bajista de jazz que tocó en la orquesta de Fletcher Henderson, tenía quince. Los padres de Billie nunca se casaron y él las abandonó cuando ella era todavía un bebé. Su madre, excesivamente joven para la responsabilidad, abandonaba con frecuencia a la niña con parientes de no muy buena reputación. Billie fue enviada a una escuela Católica a la edad de diez años, después de haber admitido ser violada. Aunque debería haber estado en la escuela hasta convertirse en adulta, un amigo de la familia la ayudó a escaparse dos años después. En 1927, madre e hija se marcharon primero a Nueva Jersey y después a Brooklyn. En Nueva York, además de ayudar a su madre en trabajos de ayuda doméstica, Billie empezó a ejercer la prostitución.
Hay controversia en referencia a la paternidad de Holiday. Esta controversia está generada por la copia de su certificado de nacimiento en los archivos de Baltimore, que muestran como padre a "Frank DeViese". Algunos historiadores consideran esto una anomalía, insertada probablemente por el hospital o trabajadores del gobierno (ver Donald Clarke Billie Holiday: Wishing on the Moon , ISBN0306811367). Clarence Holiday aceptó su paternidad pero fue a duras penas un padre responsable. Rara vez Billie lo veía, y si lo hacía, ella le pedía dinero amenazándolo con contarle a la novia de su padre que ella era su hija.
Hacia 1930-1931, Billie Holiday cantaba ya frecuentemente en varios clubes de Nueva York. Su popularidad empezó a cimentarse en 1933 cuando el productor John Hammond habló de ella públicamente en su columna de prensa y llevó a Benny Goodman a una de sus actuaciones. Después de la grabación de una prueba en los estudios de la Columbia, Billie se unió a un pequeño grupo de músicos dirigidos por Benny Goodman para hacer su debut comercial el 27 de noviembre de 1933 con la canción "Your Mother's Son-In-Law".
La inconfundible voz de Billie Holiday cambió con el tiempo. Su primera grabación a mediados de 1930 mostró una voz infantil y llena de vitalidad. A inicios de 1940 su forma de cantar comenzó a ser más sugerente por su habilidad a la hora de interpretar. Fue por este tiempo cuando ella grabó su personal "Strange Fruit" y "I Cover the Waterfront". Muchos describieron su voz como cariñosa, dulce, desgastada, experimentada, triste y sofisticada. A medida que creció, los efectos de su abuso continuo a las drogas cambiaron considerablemente el registro de su voz convirtiéndola en algo más ronca. Su última gran grabación fue "Lady in Satin", lanzada en 1958 y revelaba a una mujer con un registro limitado, pero con un fraseo y una emotividad maravillosa. La grabación tuvo el respaldo de una gran orquesta dirigida por Ray Ellis. Ellis dijo del álbum en 1997: "Podría decir que el momento más emocionante fue cuando la escuché interpretar "I'm a Fool to Want You". Había lágrimas en sus ojos.... Después de terminar fui al salón de control y escuché todos los temas. Tengo que admitir que fui infeliz con su presentación".

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